sábado, 26 de julio de 2014

De Santos, Ojetes, Puritanos y otros cuentos...

El día de hoy escribo con singular alegría, ya que está confirmado, un lector se suma a la fila de éstos escritos que buscan expresar, solamente las revoltosas ideas en una mente sin destellos (porque siempre tengo sueño)
Las historias que nacen hoy, son producto de meses de investigación (chismes y experiencias propias) las cuales nos revelan qué hay en nuestra sociedad, desde santos, puritanos, ojetes, personas cagantes (ya hablé de ellos) y que quizá en el peor de los casos, nos encontremos en alguno de esos supuestos, eso, en verdad me hace llorar jajaja (risita nerviosa)

Nota: Los nombres de los que aquí aparecen y lugares en que se desarrollan las historias, han sido cambiados para no afectar el autoestima de los que inspiraron ésta entrada.

La sociedad se compone de miles de personas con diversa forma de ser, pensar, y actuar. En algunos se aplaude esa forma de dirigirse al otro, en otros más, solo es criticable....

Marzo de 2012 
Una mujer aborda un taxi aproximadamente a las 13 horas, el chofer comienza una típica plática basada en el pronóstico del tiempo, sin embargo, un tema llega a otro, en un lapso de 20 minutos de viaje, y sale a relucir la enfermedad de su pequeño hijo, la mujer, no se si por remordimiento, culpa o solo por buena persona, en vez de pagar los 40 pesos que marcaba el taxímetro, le da un billete de 100 pesos y le pide se quede con el cambio, lo más conmovedor fue la reacción del taxista, con lágrimas en los ojos agradece el gesto, el cual es muy significativo para él, ya que debía juntar 600 pesos para las 6 de la tarde de ese día. Ella llega a su destino y cuenta a sus familiares (llora también) La mejor reacción a esa historia no es un "pobrecito" "ojalá y los junte" sino un, vamos a llamarle y a ayudarle con algo más... no sabemos el final de la historia, solo se sabe que esa familia ayudó a una persona con tristeza profunda, pero esperanza sobrecogedora.

Agosto de 2013
Un joven estudiante, va por el mundo proclamando una tragedia personal, buscando ¿comprensión, lástima? nadie sabe. Se autoproclama sincero, "sin pelos en la lengua" intelectual, honesto y demás chingaderas que ni él se cree. Cierta tarde lleno de ira, celos, o frustraciones, vocifera contra sus compañeros haciendo alusión que ellos, no son de clase media o alta, que son vulgares solo por ser de rancho, que no tienen clase solo por que no visten a la moda. Entonces, uno se pregunta, ¿la honestidad es decir lo que piensas aunque lastimes al otro, o haciéndolo menos por que no tiene lo que tu consideras "suficiente" para pertenecer a una horrible sociedad que clasifica a el prójimo, y en la cual la premisa es: como te ven te tratan? No lo creo señores, no puedes ser incoherente con tus actos y dichos, no al menos si quieres ser digno de respeto.


Junio de 2011
Existen personas extremas en las relaciones personales, pero la de ésta historia caía en el exceso. Ella, obsesionada con una persona, al que decía amar hasta con los huesos, él, estando en otra ciudad, y por sus actividades no podía mantener contacto con la que ya era su novia. Ella se hacía historias, tanto así, que hablando por teléfono, él le comentó que estaba en la farmacia y ella le reclamó diciendo -Seguramente comprarás condones verdad! me engañas... Ella se va hasta el lugar en el que él e encuentra (8 horas de viaje aproximado) sólo "para caerle de sorpresa" y cerciorarse que le es fiel, llega, no lo deja ir a trabajar, lo abruma, lo exaspera... la dejan. Ella culpa a todos, incluso a su propia madre, a sus amigas, a todos menos a ella. Es infeliz, no acepta ayuda... a la fecha, sus ex amigas fueron las personas más malas, traiciones e impuras del planeta tierra... sigue amargada...

Julio de 2014
En una noche, una mujer va a cenar a una fondita, la cual es operada por 3 mujeres, se cree, que son la abuela y dos nietas. La abuela con sus arrugas y pelo cano, inspira ternura, pero solo hasta antes de que hablen, con ese vocabulario característico de las señoras que no cuidan a sus hijos por jugar a la lotería todas las tardes hasta que se oculte el sol. Las nietas van por el mismo camino, con gustos musicales que perjudican los sentidos. La mujer pide la cuenta, y al pagar, la viejecita, toma el dinero para cobrarse, pero cual es la sorpresa que se "embolsa" un billete a escondidas de las nietas. Ella Roba, sin remordimiento, con premeditación, con alevosía... Esas arrugas que eran tiernas, se transforman en la cara de la desvergüenza, del cinismo, del descaro... Robar a quien te da la mano, morder al que te da de comer, eso es no tener madre viejecita, eso es ser Ojete!

Queridos ocho lectores, éstas historias son reales... que lástima que sean más las historias con toques de maldad, que historias con finales felices, sin embargo podemos trabajar en ellos y analizarnos, de qué queremos ser parte, ¿de la sociedad o suciedad de nuestro país? Se los dejo de tarea...

Aiedail.... la investigadora de historias