Queridos siete lectores, el día de hoy, quizá, no entiendan estas palabras, y es que en realidad no quiero que lo hagan, es más, hoy no espero ni que lo lean, pero, necesitaba escribirlo, ya que no puedo decirlo, en verdad... el Silencio es tan malo, tan duro y tan hiriente, que es increíble como puede ocasionar nudos en la garganta, lo se, nadie me lo cuenta.
Cómo es que la falta de una palabra te haga sentir la persona más despreciada o repudiada del mundo! y no exagero, claro que no, lo peor del caso es que el silencio se alía con lo que no quieres descubrir y que sin querer lo haces.
Me parece una falta de respeto enorme cuando contemplas un gran pastell, teniendo a un lado a un quequi... no es lo que tu quisieras, pero es lo que tienes, y si no te lo vas a comer, entonces, deja que alguien más se lo coma... se lee raro... lo bueno es que, todo indica que solo yo lo leeré...
Queridos y estimados siete lectores, la que escribe en este momento, no soy yo... es mi ser oculto en las sombras, desdichas y miserias, ahí me quedaré por decisión propia, por cobardía, por que no quiere hablar para que no le duela más.
Y si por casualidad alguien lee esto... recuerde, el silencio hiere más que una palabra dicha, prefiero una mentada de madre, una negativa seguida de una explicación... a que dejen que mi imaginación haga historias que quizá nunca sucedieron.. o que quizá sucederán.
Aiedail... la herida silenciosa.